El problema
presupuestal de las instituciones culturales del Valle del Cauca
responde a una deteriorada capacidad económica de la Gobernación,
empobrecida y endeudada. Aunque el departamento es uno de los más
ricos del país, su presupuesto no se compadece con las necesidades
de inversión para el desarrollo regional. Radiografía de una mala
hora.
En lo que va corrido
del año mucho se ha escuchado sobre las dificultades económicas que
están pasando las instituciones culturales y educativas dependientes
de la Gobernación del Valle. Hace seis meses, en junio, los
trabajadores de la Biblioteca Departamental hicieron un paro y
bloquearon parcialmente la Calle 5ta para llamar la atención por la
falta de recursos y las demoras en las transferencias de dinero que
debe hacer la Gobernación. Incolballet e Inciva, también
dependientes de dineros del departamento, prendieron alertas en ese
momento por proyecciones de no poder llegar operando a fin de año.
Para empeorar la situación, desde noviembre los trabajadores y
estudiantes de Bellas Artes se vieron forzados a encarar un proceso
de toma de la institución y protestas por razones similares.
La Gobernación del
Valle del Cauca está en crisis pero, como dijo el gobernador Ubeimar
Delgado, el departamento es uno de los más ricos del país. Para el
2013, el Valle produjo el 9.3% del PIB nacional, es decir, 65.9
billones de pesos de los 707 billones de Colombia. Por su parte,
Santander correspondió con el 7.4%, Boyacá con 2.7%, Cundinamarca,
5%, y Antioquia con el 13.1%, por hacer una somera comparación1.
En términos de presupuesto en relación con el PBI el Valle está
muy detrás de otras regiones. Por ejemplo, mientras el PBI de
Antioquia es 40% mayor, el presupuesto de su Gobernación es 146% más
alto; el PBI de Cundinamarca es 47% menos pero su presupuesto es 55%
mayor. Santander presenta un escenario más desfavorable siendo que
su PBI es 21% menor y su presupuesto es 27% menos que el de la
Gobernación del Valle.
La comparación con
el presupuesto del Gobierno Central (GC) tampoco es alentadora, ni en
términos relativos ni en su evolución en el tiempo. El GC tiene un
presupuesto de 199.9 billones, es decir, el 28% de los 707.17
billones del PBI de la Nación2.
El mismo guarismo indica que el presupuesto del Valle alcanza sólo
el 2.183% del PBI departamental. Por otra parte, como puede
observarse en el Gráfico 1, la tendencia de mediano plazo para las
finanzas del departamento señala un escenario de contracción de la
capacidad de gasto al tiempo que la capacidad del GC se fortaleció.
Si bien en pesos
corrientes el presupuesto del Valle es mayor que hace 5 años, en
términos de capacidad de compra el departamento está pudiendo hacer
menos inversión que en el año 2009 por el efecto inflacionario.
Según el Índice de Precios al Consumidor del Banco de la
República3,
entre enero de 2009 y diciembre de 2013 los precios de la economía
aumentaron aproximadamente 13%. Durante el mismo período, el
presupuesto del departamento decreció en 11.8%, y para el período
2009 –2014 aumentó sólo un 4%.
Esto se tradujo en
una rebaja de los gastos que son más susceptibles de verse
recortados, como los de las instituciones culturales. Lastimosamente,
una situación fiscal azarosa representada por la entrada del
Departamento en la Ley 550 en 2012 para reestructurarse y cumplir con
las obligaciones de pago prácticamente congeló sus ingresos. Las
acreencias del departamento sumaban 443 mil millones a mayo del 2012,
de las cuales el 48% correspondían al pasivo pensional y 147 mil
millones a deuda pública4.
Como lo muestra el Gráfico 2, la partida presupuestaria para Bellas
Artes y para la Biblioteca Departamental disminuyó sensiblemente en
los gastos del 2014. De ahí la encrucijada de estas instituciones
que lleva a la afectación del normal servicio tanto para usuarios
como para los estudiantes.
Las malas administraciones departamentales producto de incapacidad gerencial e intereses contrarios al bien común –recuérdese, por ejemplo, el irresponsable intento en 2008 del exgobernador Juan Carlos Abadía y la Asamblea de comprometer más de medio billón de pesos de vigencias futuras– le están pasando factura a la ciudadanía. Una Gobernación sin dinero es una institución incapaz de dirigir los destinos económicos, sociales o culturales de los vallecaucanos; es, en definitiva, un palo en la rueda para el desarrollo regional justo en un escenario en que el departamento necesitaría enfilar sus políticas a hacerse más competitivo vía formación de capacidades e infraestructuras de modo que aproveche la gran ventaja de estar ubicado en el Océano Pacífico, el mar del siglo XXI.
La crisis de Bellas
Artes, con sus pocos 7 mil millones de pesos de presupuesto, es la
instantánea de un gobierno departamental atado de pies y manos, sin
dinero suficiente para subsanarla, que necesita de sus ciudadanos
para recomponerse. Tabaré Vásquez, el recién elegido presidente
del Uruguay, pidió a los uruguayos en su discurso de victoria
electoral el 30 de noviembre “quiero contar con todos ustedes, no
para que me sigan, sino para que me guíen”. Los vallecaucanos
debemos hacer lo propio: votar, participar, cuestionar y proponer.
Hemos estado alejados demasiado tiempo de quienes nos dirigen. Las
próximas elecciones locales y regionales serán clave para corregir
o continuar el descalabro financiero.
Referencias:
1Información
obtenida de los diarios El Colombiano, Vanguardia Liberal y El
Tiempo.
2Información
obtenida de: http://www.minhacienda.gov.co/HomeMinhacienda
el día 7 de diciembre de 2014.
3Fuente:http://www.banrep.gov.co/es/ipc
4Rendición
de Cuentas departamentales:
http://www.valledelcauca.gov.co/loader.php?lServicio=Rendicion&lFuncion=rendicion&id=44
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