¡Atención! Este espacio es experimental, un taller de escritura. Aquí publico reflexiones, pensamientos, reseñas y demás.
Espero que leerlo le incite a formarse una opinión, antojarse de un libro o simplemente le haga pasar un momento agradable.

martes, 26 de marzo de 2013

Pasquín # 1: Recuerden


Los acontecimientos infortunados que le dieron nombre a esta nación. Ya no soportan un análisis más. La esperanza de Colombia ha sido sometida al más íngrimo rincón de las estadísticas y los presupuesto, se hace evidente a todos los ojos que la realidad superó cualquier estudio.
El poder del Estado ha tomado formas que no debe adquirir, sólo debe cumplir la función de garantizar su existencia y moral funcionamiento, me refiero con esto a que el Gobierno ha tomado partido en los medios, en el sector financiero, el poder legislativo; como consecuencia, el estado de opinión, pilar de las democracias constitucionales, es ahora un estado de facto encubierto en las postrimerías del desarrollo y el funcionamiento de las instituciones.
El año pasado el sector financiero obtuvo en ganancias recaudadas el segundo PIB más alto de la nación sólo superado por la nación (34,2 billones de pesos, con tazas de tributación menores a un dígito1. Este exabrupto político y económico es evidente que no nos permite avanzar en una distribución más justa de la riqueza.
Por otro lado, el poder ejecutivo tiene el dominio absoluto del congreso, es dictador a capa y corona. Las voces del congreso son “EL GOBIERNO RECOMIENDA VOTAR”, la deliberación es un asunto puesto en abandono, por si no bastara con llevar a la nación a las condiciones jamás vistas de injusticia y ausencia de dignidad humana. Agradezcan a quien les recuerde amar la libertad pero recuérdenle que sin dignidad es absolutamente injusta. 


Por: Juan Pablo López Mejía

1. http://www.portafolio.co/economia/ganancias-del-sistema-financiero-colombia

sábado, 16 de marzo de 2013

Una grata sorpresa


Durante los días 14 y 15 de marzo participé en el Encuentro de Redes Universitarias sobre Nuevo Pensamiento Latinoamericano en Desarrollo, organizado en el precioso paraninfo de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República del Uruguay.
Sorpresa grata me llevé al encontrar siempre en la mesa de ponencias personas preparadas y al mismo tiempo tan humanas. Esto, en el sentido de una consciencia general al respecto de la necesidad de hacer de las naciones y sus instituciones procesos íntimamente vinculados con la sociedad civil en su conjunto y no, como sucede en Colombia, casi en exclusivo con la egoísta oligarquía.
Tal parece que en el Cono Sur se está forjando una praxis distinta de revaluación del modelo neoliberal, muy rentable económicamente para algunos pero transgresor directo del bienestar general y de valores solidarios.
El Rector de la UdeR, Rodrigo Arocena, inauguró el encuentro con ideas que nunca oí proferir a persona alguna en un cargo de poder en Colombia. Enfatizó los problemas del actual sistema mundial sin eufemismos, refiriéndose al secuestro de la democracia estadounidense y global por la el sector financiero, así como a la inconveniencia de que esos capitales hayan capturado el conocimiento y el avance de la técnica.
Los ministros de Desarrollo Social e Industria y Energía del Uruguay, Daniel Olesker y Roberto Kreimerman, expusieron el predominio de la justicia social en el modelo de Estado que se pretende instaurar después de la aguda crisis de comienzo de siglo resultado de recetas económicas importadas.
La coordinadora del PNUD, Susan McDade, el rector de la Universidad del Mar del Plata, Francisco Morea, y el Coordinador de Centrales Sindicales del Cono Sur, Marcelo Abdala, insistieron en que la universidad tiene que ser autónoma, co-gobernada y formadora de ciudadanía, independiente de imposiciones políticas del gobierno de turno y siempre libre de expresarse. “La universidad es el lugar de formar, expresar y debatir sin miedo cualquier idea”, terminó por decir el rector Arocena.
En esta parte del continente los dirigentes académicos, gremiales y de gobierno parecen representar las ideas de sociedad y de universidad que los colombianos reclaman a los oídos sordos de quienes los gobiernan para sí, imponiendo ilegítimamente su visión de nación. Quizá sea de mucha utilidad para el país respirar la nueva brisa que sopla por estas latitudes.  

viernes, 8 de marzo de 2013

"Se murió Chávez", apareció en el celular

"Se murió Chávez" fueron las palabras que aparecieron en la pantalla del celular. Quedé sin aire. Un espasmo rotundo recorrió mi cuerpo y se alojó en mi garganta, hasta donde sentía el latido de mi corazón. Salí apurado, llevado por un desconsuelo que me arrastró hasta la embajada venezolana en Montevideo, queriendo largar un grito que apretaba entre los dientes. La calle que esperaba agitada, coronada por banderas y pancartas, parecía no haberse enterado del suceso. Estaba yo solo ahí, agarrado a un poste, viendo a los periodistas preparar sus notas.
Lloré de dolor para no ahogarme en el grito. Lloré mirando la bandera estrellada. Lloré sintiéndome tan solitario en mi dolor.
Un hombre de baja estatura se me acercó.
– "¿Esta es la embajada de Venezuela?", preguntó.
– "Sí señor. No parece, ¿cierto?", contesté.
– "En mis tiempos los jóvenes salíamos a la calle a marchar por cada suceso. Siempre nos daban palo, pero no parábamos de salir".
Conversamos sobre la sorpresa compartida. Nos preguntamos por en dónde estaban los partidos de izquierda, los militantes, los estudiantes, los venezolanos.  
– "Estamos aquí representando a millones usted y yo", dije. Afirmó con la cabeza.
Me contó sobre los tupamaros y de que presenció el asesinato por parte de sus integrantes de un agente extranjero que llegó a entrenar a los militares del régimen. Habló de los desaparecidos, de los torturados y de la lucha de algunos por no doblegarse al statu quo.
Nos animamos a entrar en la embajada, donde había más gente. En particular, militantes del chavismo. Una mujer de avanzada edad, identificada en su camiseta como del "Comité para el fortalecimiento del poder popular", era quien más estaba afectada.
Después de sentarme con mi acompañante casual a ver el cubrimiento de Telesur durante casi una hora, decidimos irnos. Había más gente en la calle en esos momentos cercanos a la media noche, pero no las que supongo que debieron haber estado.

– "Hasta luego" me despedí. "Ponga esa semillita en tierra y échele agua. No la deje morir".

Me fui hecho un remolino de expectativa. ¿Qué le depara ahora a Latinoamérica?
Del señor no sé el nombre, pero sí la edad: 70 años. Además, sé una cosa más: es un compañero.



¡Hasta siempre, comandante Chávez!