¡Atención! Este espacio es experimental, un taller de escritura. Aquí publico reflexiones, pensamientos, reseñas y demás.
Espero que leerlo le incite a formarse una opinión, antojarse de un libro o simplemente le haga pasar un momento agradable.

jueves, 31 de diciembre de 2015

Carta de fin de año

Estimada familia y amigos,
En este, el último día del año, he querido sentarme a pensar en el año que termina. Para mí fue un año maravilloso, seguramente el mejor de mi vida en términos de satisfacción por los logros conseguidos.

Regresé al país por una corazonada y una certidumbre: La corazonada: tenía que asumir retos más importantes; la certidumbre: no quiero vivir en el sopor de la estacionalidad que me ofrecía Uruguay.

La inquietud intelectual que me llevó a valorar la academia como una posible opción de vida ha migrado en el último año hacia la atención a temas más prácticos. Siempre me ha llamado la atención la Ingeniería Civil porque me maravilla el proceso en el que la idea se transforma en realidad palpable. La academia, pues, me ofrece explorar la idea pero falla habitualmente en el segundo plano del impacto en el mundo físico.

En Uruguay leí un libro del escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez y una frase en su novela se me imprimió entre las sienes: “es muy pobre la memoria que sólo funciona hacia atrás”. Es que uno también puede recordar el futuro. Con la suficiente imaginación, uno puede idearse un escenario futuro, el deseado, y con una buena memoria recordar ese futuro que quiere. Vásquez se refiere a la proyección y a no olvidar las metas de largo plazo.

En 2015 decidí que yo me iba a lanzar al hacer, sin más ni más. Sin mucha planeación, sin reparos en los alcances o en las ganancias económicas. La academia es la modelación de la realidad y se aprende de ella, pero se aprende mucho cuando desde los modelos uno se lanza hacia la realidad misma. Es como salir de la Matrix. Y en la realidad, para hacer que una piedra se mueva de un rincón al otro no basta con escribirlo, hace falta pararse, ir por la piedra, levantarla y moverla uno mismo. El proceso es distinto, más agotador, pero también más satisfactorio. 
   
Para mí la clave de este año estuvo en no tener miedo a errar, a fallar, a fracasar o caer, no tener miedo a las negativas, a los no, no porque estuviera convencido de que iba a salir bien librado, sino porque una de las herramientas del aprendizaje es justamente equivocarse. Pero ojo, no es válido fallar si antes no se puso lo mejor para no hacerlo. De lo contrario, es simple y dura mediocridad. Aunque también siendo mediocre se puede aprender a no serlo.

No quiero decir que no tuve miedo, claro que sí lo tuve y mucho, y lo sigo teniendo, pero la clave está en que el miedo no te inhiba. Cuando descubres que el miedo es un límite que puede ser corrido, te das cuenta de que todo está allí para ti y lo que más te está alejando de conseguir lo que quieres está en tu cabeza. Por supuesto que me refiero al miedo por hacer cosas buenas. El miedo que sí me inhibió en este año del hacer es el de no dar buen ejemplo. En eso hay que pisar como sobre cáscaras de huevo.

Así pues, yo no me concentré en la meta sino en aprender del proceso. Una de las mentes más brillantes del siglo XX, Thomas Edison, decía “no he fallado 1.000 veces, he encontrado 1.000 formas en que no logro que funcione”. Intenté apropiar el ejemplo de él en mi camino para ser generoso conmigo mismo en los errores que he cometido este año.

Hasta el momento les hablé de la imaginación, de la memoria, de la proyección, del aprendizaje y del miedo. Pero falta lo más importante. Pararse, ir por la piedra, levantarla y moverla uno mismo ¡todos los días, todas las veces que haga falta y hasta no poder más! Si se quiere construir un edificio, hará falta mover muchas piedras y entre más rápido, más pronto lo tendrás listo para gozar de sus beneficios.

Mi motivación no solamente es y será el egoísmo individual, sino, como saben que suelo decir quienes me tratan día a día, “sacar adelante el país”. ¿Creen ustedes en el efecto mariposa? Pues imagínense que un pequeño cambio de mentalidad en nuestra familia y en mí mismo ha generado trabajo para aproximadamente 12 personas de la construcción, 1 microempresario de la impresión, 2 diseñadores gráficos y quizá aumentado las ventas de medio centenar de negocios. ¿Cuántas familias hay ahí? Estamos poniendo nuestro grano de arena. Todo porque alguien creyó que los límites se pueden correr. La imaginación se convirtió en realidad palpable… y no hay que estudiar ingeniería civil para ello.

Les agradezco mucho su apoyo en mi campaña a Edil, en el Informativo Correo del Peñón, en el Mapa turístico Mapping Cali y en el proceso de construcción de nuestro segundo proyecto inmobiliario. Sin mi familia y mis amigos el camino no sería el mismo, ni siquiera hubiera sido posible.

Para este año me propongo terminar mi máster en Historia Económica, aprender del sector público y trabajar con honestidad desde mi posición de Edil de la Comuna 3, aportar a la sofisticación del sistema turístico de la región con los mapas turísticos y la construcción de nuestro primer hotel, seguir ejerciendo el periodismo desde la tribuna que es Correo del Peñón, hacer más ejercicio e ir más al médico para curarme definitivamente de la panza. ¿Ustedes ya pensaron qué se proponen?

¡Les deseo un feliz año 2016 repleto de amor, ilusiones, trabajo, satisfacciones y salud!


Ricardo.